¡Hola a todos! Empezamos con Fisioterapia Respiratoria en bebés.
Esta semana os traigo un post sobre cómo evitar infecciones en las vías respiratorias.
Cada vez son más las familias que acuden a consulta en busca de fisioterapia respiratoria para su bebé por presentar bronquiolitis, bronquitis, neumonías, etc.
El moco deshidratado se adhiere a las paredes de las vías respiratorias provocando infección, dolor y malestar. De esta forma, mantener las vías respiratorias hidratadas y despejadas nos ayudará a evitar futuras infecciones.
Con la llegada del invierno, el uso de calefacciones se dispara y se reduce el nivel de humedad en casa. Para asegurarnos de que existe una buena hidratación debemos mantener el ambiente con la humedad adecuada. Para ello podemos utilizar humidificadores. Es muy importante que mantengamos una limpieza estricta del dispositivo, ya que si no serán contraproducentes. Si no disponemos de un humidificador podemos humedecer el ambiente de otras formas sencillas como tendiendo ropa mojada o colocando una olla con agua en la habitación donde está el bebé.
Las nebulizaciones de suero fisiológico, por otro lado, nos ayudan a mantener las vías respiratorias hidratadas a la vez que facilitamos la hidratación del moco y por tanto su posterior expulsión. Para ello utilizaremos un nebulizador y suero fisiológico. Podemos mantener la nebulización durante aproximadamente 10-20 minutos. Al igual que con los humidificadores, es muy importante la limpieza estricta del dispositivo.
Hay a bebés que las nebulizaciones les resultan desagradables. Sin embargo, al tratarse de nebulizaciones sin fármacos, no es necesario pegar la máscara totalmente a la cara del bebé, ya que no nos preocupa que haya pérdidas en la nebulización.
Si existieran mucosidades, las nebulizaciones son el paso previo a los lavados nasales, ya que primero hidratamos el moco y luego lo arrastramos. Además, son efectivas para la tos seca.
Los lavados nasales se encargan de arrastrar el moco para expulsarlo. Os recomiendo hacerlos con las jeringas con punta de silicona, ya que nos permiten mantener un flujo constante de suero sin provocar molestias en el bebé.
Las jeringas sin punta de silicona no son recomendables, ya que pueden hacer daño en la nariz del bebé.
Las peras nasales pueden ser otra opción para hacer los lavados, pero deberíamos utilizarlas para introducir el suero (apretando la pera) y no para aspirar (debemos retirar la pera de la nariz del bebé sin dejar de apretarla para que no aspire). Además, resulta difícil generar con ellas un flujo constante de suero.
Respecto al suero, podemos utilizar suero fisiológico, cuando las mucosidades están hidratadas, o suero hipertónico, cuando las mucosidades son muy espesas. Respecto a la cantidad de suero, dependerá de la edad y de la tolerancia del bebé. Si es un bebé recién nacido podemos empezar introduciendo 2 ml en cada lado e ir aumentando según su tolerancia. Si es un bebé más mayor empezaremos con 5 ml e iremos aumentando progresivamente. El suero debe estar a temperatura ambiente. Es muy importante que vayáis probando poco a poco para conocer su tolerancia y adaptaros a vuestro bebé.
Los lavados nasales los debemos realizar antes de la toma y antes de la hora de dormir, ya que el tener la nariz despejada evitará la respiración bucal y permitirá al bebé comer y dormir mejor.
Podemos realizarlos tumbado bocarriba o de lado. Os aconsejo que enrolléis al bebé en una toalla, con sus brazos dentro, para que os sea más fácil.
Si el bebé tiene los mocos muy espesos es más efectivo hacerlo bocarriba, ya que limpiará la parte posterior de la nariz, donde frecuentemente se acumulan las secreciones más espesas.
Si los mocos no son tan espesos podemos hacerlos tumbado de lado e ir introduciendo el suero por el orificio nasal que queda arriba. Debemos introducir el suero a una velocidad constante pero lenta para evitar otitis.
Al introducir el suero, le cerraremos la boca al bebé para facilitar que respire por la nariz y que por tanto entre mejor el suero. Tras introducir el suero, seguiremos cerrando su boca para que igualmente salga el moco por la nariz con más fuerza.
No os preocupéis si aparentemente no veis que salgan mocos porque lo importante es movilizar las secreciones y evitar infecciones. Además, es posible que el bebé haya tragado y las expulse posteriormente.
Si los mocos están muy espesos, podemos movilizar las secreciones haciendo botar al bebé sobre una pelota de Pilates. Además, si le cantamos y jugamos con él, se reirá, aumentará la frecuencia respiratoria y movilizaremos más aún las secreciones. Este paso lo haremos de forma previa a los lavados nasales.
La limpieza de la máscara del nebulizador, de las peras nasales y de las puntas de silicona de las jeringas puede hacerse con agua y jabón, dejándolas secar completamente antes de guardarlas.
Debemos evitar usar los sacamocos y las peras nasales para aspirar mucosidades, ya que la presión negativa que ejercen sobre los oídos puede provocar otitis.
Debemos adaptar siempre la ropa de nuestro bebé a la temperatura del ambiente, poniendo y quitando abrigo.
Beber agua es la forma más eficaz de hidratar las vías respiratorias y fluidificar el moco, aunque sabemos que no siempre es posible.
¡Ojo! Parece que existe asociación entre los niños que, sin estar en periodo de la lactancia, toman mucha leche y la existencia de episodios reiterados de mocos.
Si vuestro bebé presenta episodios recurrentes de mocos os aconsejo que acudáis a un centro especializado en fisioterapia respiratoria en pediatría. En él realizarán una auscultación exhaustiva de los sonidos respiratorios, lavados nasales muy eficaces y técnicas de arrastre y expulsión de secreciones.
Espero que este post os ayude a evitar infecciones respiratorias en vuestros bebés. Dedicaremos otras entradas a este tema que tanto preocupa a las familias.
¡Gracias por leerme y hasta pronto!